Una nueva amenaza emergente pone en peligro el ecosistema más grande del planeta. Se trata de la minería en las profundidades marinas, pone en peligro el ecosistema, una actividad destructiva que podría resultar en la extinción de especies únicas, según alerta el informe de Greenpeace “En aguas profundas“.
El fondo marino alberga ecosistemas intactos que, en su mayoría, ni la comunidad científica ha explorado todavía. Un lecho con depósitos de minerales como el cobalto, níquel o magnesio con los que varios países quieren hacerse. Entre ellos China, Corea, Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Noruega y Rusia, que ya han recibido licencias de exploración en un millón de km2 del Océano Pacífico, Atlántico e Índico.
Por ahora hay 30 parcelas en todos los océanos del mundo otorgadas para la extracción privada de minerales. Estas operaciones se realizan en alta mar a 2.000 o 3.000 metros de profundidad y con inmensos buques que hacen inmersiones con robots submarinos del peso y tamaño de un camión.
Esos aparatos “van arando el lecho marino en total oscuridad, en zonas desconocidas”. Y es ese desconocimiento el que más preocupa a los científicos que, teniendo en cuenta que apenas conocemos el 1% de nuestros fondos marinos, no recomiendan las prospecciones.
Remover el suelo marino podría destruir especies únicas y liberar más CO2 a la atmósfera, ya que son zonas de captura de carbono. Las comunidades ribereñas del Pacífico ya están en pie de guerra contra esta minería porque va a alterar sus caladeros de pesca.
